Magallanes
Adalio Mansilla Quinchamán ¿Cuál es el perfil psicológico del asesino que arriesga la cadena perpetua?
Cerrada la investigación de la Fiscalía por el terrible crimen del universitario Roberto Verdugo Vargas, hecho de sangre ocurrido el 14 de enero del año pasado, el Ministerio Público está afinando los detalles de la acusación en su contra, donde se espera se persiga una pena de presidio perpetuo calificado por el homicidio con ensañamiento, es decir, al menos 40 años tras las rejas para el autor material.
Pero ¿Qué características tiene la mente de una persona que ha cometido tres asesinatos a lo largo de su corta vida?
El perfil de un hombre de 30 años que ha cometido tres homicidios en distintas circunstancias, incluyendo un asesinato a una edad temprana y otro con ensañamiento extremo, sugiere una personalidad con graves alteraciones psicopatológicas. El conjunto de sus actos violentos, la falta de remordimiento o control de impulsos y su comportamiento autodestructivo son indicativos de un trastorno antisocial de la personalidad, con características de psicopatía y tendencias sádicas.
Trastorno antisocial de la personalidad (TAP): Este individuo probablemente presenta una marcada falta de empatía y desinterés por las normas sociales y los derechos de los demás. Su historial de violencia, comenzando desde la adolescencia, sugiere un patrón temprano de conductas delictivas y transgresoras, las cuales se han intensificado con el tiempo.
Desarrollo de la agresión: El hecho de que el primer homicidio ocurriera siendo menor de edad podría implicar un entorno familiar y social disfuncional, donde el desarrollo de habilidades emocionales y sociales fue gravemente afectado. Los estudios en criminología sugieren que la exposición a la violencia durante la infancia o la falta de figuras de apego saludables incrementan la predisposición a conductas violentas.
Escalamiento de la violencia: La naturaleza de los homicidios refleja una evolución en el grado de violencia. Mientras que el segundo crimen, en un contexto de riña, podría interpretarse como una reacción impulsiva, el tercer asesinato, que incluye desmembramiento, revela una patología más compleja, probablemente vinculada a una satisfacción sádica al infligir daño a la víctima. Este grado de violencia desmedida es común en individuos con rasgos psicopáticos y tendencias sádicas, en quienes la agresión no es solo instrumental sino también una fuente de gratificación personal.
Comportamiento autodestructivo: Los intentos de atentar contra su vida reflejan una dimensión de desesperanza y un posible conflicto interno. Este tipo de comportamiento es común en individuos con trastornos de personalidad severos, especialmente cuando experimentan una desconexión emocional profunda y una sensación de vacío o falta de propósito.
Confinamiento y peligrosidad: Dado el historial de violencia y la naturaleza extrema de sus crímenes, es probable que este individuo represente un riesgo significativo para otros, incluso dentro del sistema penitenciario. Su capacidad para actuar con brutalidad extrema y la falta de control sobre sus impulsos violentos lo posicionan como un sujeto con alto potencial de reincidencia si no es tratado.
Este individuo muestra un perfil compatible con un trastorno antisocial de la personalidad, con elementos de psicopatía y tendencias sádicas. Su escalada en la gravedad de los crímenes, la ausencia de remordimiento y la violencia descontrolada indican un profundo deterioro emocional y social, probablemente arraigado en experiencias tempranas de disfunción familiar o trauma.