Magallanes
Punta Arenas ¿la ciudad de los niños?
Por Jonathan Hernández Hernández.
Educador Social – Psicopedagogo
Corría un 18 de mayo de 2011, cuando el entonces alcalde de Punta Arenas, don Vladimiro Mimica, en compañía de destacadas autoridades, representantes de la Universidad de Magallanes, entre otros, con bombos y platillos, firman y adscriben con ello al proyecto “la ciudad de los niños”, acto que contó con la presencia del destacado pedagogo Francesco Tonucci (FRATO), quien lleva adelante el magno desafío al que se ha sumado cientos de cuidades en el mundo y que convoca a promover la participación y autonomía de la niñez y adolescencia en los espacios públicos, potenciando los espacios de escucha los que idealmente estén libres de prejuicios y actos que los minimicen solo por tener una corta edad.
Sin más preámbulos y ya transcurriendo 13 años de ello, todo quedo en el olvido, con una municipalidad que rechaza recibir cualquier programa de gobierno en temática de infancias y adolescencias y principalmente, el mayor acto de participación y escucha de la municipalidad, el Pladeco, que según indican en el mismo, contó con la participación de dos niñas y una joven (no está claro por qué omitieron las edades de los participantes).
El valor de la escucha y el dialogo, del que nuestras autoridad hacen mención en cada instancia que le es posible, parece que solo es válido si el ciudadano tienes derecho a voto, y parece un acto de burla cada vez que toman decisiones que afectan directamente a las infancias y juventudes sin siquiera consultarles, ejemplos hay muchos, como la multi-cancha con aro de basquetbol y pasto sintético en la población el pingüino, o la gran cantidad de parques abandonados por largos años, y aunque en esa materia poco a poco se suman nuevos espacios en lugares céntricos o de mayor visibilidad turística, las poblaciones siguen en el olvido.
Se podrían nombras muchas otras aristas como cultura, deporte, seguridad entre otras, pero espero que en algún momento eso se haga escuchar por los ciudadanos que se ven afectados con ello, y para ello, los espacios de escucha tienen que abrirse, sus voces aunque muchas veces de visiones inocentes, están llenas de la sabiduría, menos contaminadas y con capacidad de darnos golpes de realidad, pero requiere que nosotros, adultos, dejen de ridiculizarlas y mirarlos como los ciudadanos que son, por que una de las claves para crecer como ciudad, región y país, es el respeto, por cada uno de los que nos rodea, sea de la edad que sea.