Magallanes
Amar sin miedo: Historias que no deben repetirse

Por: Jonathan Cárcamo Gómez
Profesor diferencial y concejal por la comuna de Punta Arenas.
Hace unas semanas, en una sesión del Concejo Municipal de Punta Arenas, recibimos una charla por parte de la Fiscalía Regional sobre la violencia en el pololeo. Fue un espacio impactante y necesario, que me motivó a escribir estas líneas. Porque más allá de cifras o leyes, este es un tema que atraviesa generaciones, territorios y silencios. Un tema que merece ser hablado en familia, en colegios, en comunidades.
En Magallanes, como en todo Chile, el amor debería ser refugio, no herida. Pero las cifras duelen: solo en 2023, la región registró 87 denuncias por violencia en el pololeo, según datos de la Seremi de la Mujer. Detrás de cada número hay rostros, como el de Antonia, una joven de Punta Arenas que tardó dos años en reconocer que los “celos ocasionales” de su pareja eran en realidad control disfrazado de amor. Su caso no es aislado: el 67% de las mujeres magallánicas entre 18 y 29 años admite haber normalizado al menos una situación de violencia psicológica en sus relaciones, según un estudio de la Universidad de Magallanes (2024).
La Ley Gabriela llegó para cambiar esta realidad. En Puerto Natales, el caso de Marco —un hombre de 52 años que por primera vez denunció a su expareja por amenazas y acoso— demostró que la violencia no entiende de edades. Gracias a esta ley, él obtuvo una orden de alejamiento en menos de 24 horas, un recurso que antes solo estaba disponible para matrimonios o convivientes.
Esta normativa reconoce que el pololeo también puede ser escenario de violencia grave y, por tanto, merece la misma protección que cualquier otra relación. Ya no se necesita convivir o estar casado para que el Estado actúe. Un mensaje claro: el amor no justifica el daño.
¿Por qué cuesta tanto reconocer la violencia? En Magallanes, donde el invierno es largo y las distancias son vastas, el aislamiento social suele agravar estas situaciones. El Centro de la Mujer de Punta Arenas atiende mensualmente a 15 mujeres jóvenes y 8 adultas mayores que inicialmente llegaron por “problemas de pareja” y terminaron reconociéndose como víctimas.
“Muchas adultas mayores llegan porque sus hijos las convencen”, explica Carla Hernández, psicóloga del centro. “Creen que a sus 60 años ya no aplica el concepto de pololeo violento, pero la ley las protege igual”.
En Porvenir, un taller escolar sobre violencia en el pololeo reveló algo alarmante: 3 de cada 10 adolescentes consideran “normal” que su pareja revise su celular. Mientras, en Puerto Williams, la única casa de acogida para mujeres víctimas de violencia cerró en 2022 por falta de financiamiento, dejando a una comunidad completa sin red de protección.
Estas realidades evidencian que no basta con leyes: necesitamos educación emocional desde temprana edad. Enseñar que los celos no son cariño, que el control no es amor, que gritar o aislar no es normal. La violencia no empieza con un golpe, sino con un “no te vistas así”, con un “sin mí no eres nada”, con un “no le cuentes a nadie”.
A pesar de todo, hay esperanza. La Gobernación Regional lanzó en 2024 la campaña “Magallanes Libre de Violencia”, con talleres en liceos y centros de adultos mayores. En Río Verde, una radio local transmite cápsulas con testimonios reales, como el de Elena, 68 años: “A mi edad aprendí que el amor no es aguantar silencios”.
La ley está. Las cifras existen. Pero el desafío sigue siendo cultural y comunitario. Como dice el refrán magallánico: “Contra el viento hay que plantar árboles“. Contra la violencia, hay que plantar educación, conversaciones incómodas en las mesas familiares y, sobre todo, la certeza de que nunca es tarde para aprender a amar sin miedo.
Dónde pedir ayuda en Magallanes:
SernamEG Punta Arenas: Av. Bulnes 0109 –
612 581 211
Centro de la Mujer Punta Arenas:
0612 222 800
Carabineros: 149 (familiares) o 1455 (violencia contra la mujer)
(*Nombre cambiado por confidencialidad)
