Apuntes
Manos Emprendedoras: La felicidad de trabajar la tierra en familia

Zanahorias, habas, rabanitos, tomates y huevos, son parte de los productos que junto a su familia genera María Cristina Cárdenas, quien en Última Esperanza, a 12 kilómetros de Puerto Natales, hizo de su cariño por las labores campesina su eje principal de trabajo.
Con prueba y error durante años, fue germinando la tierra, gracias a unas semillas que amigos le regalaron. De ahí comenzó a florecer su huerta, que con el paso de los años pasó a un invernadero y siembras.
De igual manera, con un gallo y una gallina comenzó la producción de huevos para consumo familiar, pero como la constancia siempre termina premiando, hoy ya tiene una producción mayor, que vende con sus clientas más cercanas que se enteran prontamente por Whatsapp de que hay productos frescos.
Comparte María Cristina con nosotros que, en más de una oportunidad, las condiciones climáticas le han jugado una mala pasada, particularmente esas “heladas veraniegas” tan habituales en la Patagonia, las que le han provocado estragos en más de una cosecha, pero que junto a su esposo, Fernando Poblete Kroege, y su pequeño hijo Gaspar, han sabido sobrellevar.
Una característica que siempre se encuentra en la gente de trabajo y esfuerzo es la gratitud, y María Cristina no está ajena de aquello, destacando el apoyo que ha recibido de parte de Indap y del Prodesal de Natales, organismos que le han permitido crecer e implementar mejoras en sus cultivos y producciones, que hoy facilitan sus labores diarias.
Sus productos los comercializa a través de imágenes que sube a redes sociales para tentar a quienes gustan de los alimentos naturales y libres de químicos o procesamientos, y es su teléfono su mejor aliado para promocionar sus productos.
María Cristina valora el agua, en invierno todo se congela y bien sabe ella que sin agua poco puede cultivar. Pero más que el recurso hídrico, valora el tiempo de calidad en familia que, gracias a la vida de campo, lleva junto a sus seres amados.
