De Punta Arenas a Moscú: Jorge Manríquez, el joven magallánico que brilla en Rusia

Desde las calles del Barrio Prat en Punta Arenas hasta los imponentes edificios de Moscú, Jorge Arturo Manríquez Alvarado, de 23 años, está cumpliendo un sueño que combina excelencia académica y espíritu aventurero. Hoy, este joven ingeniero en informática cursa una maestría en Ingeniería de Software en la prestigiosa Universidad Técnica Estatal Bauman de Moscú (MGTU Bauman), considerada la mejor en su área en Rusia y la segunda más importante del país.

La oportunidad de estudiar en esta renombrada institución llegó gracias a su destacado desempeño académico en INACAP, donde completó su formación en Punta Arenas y Puerto Montt. Con una beca que reconoce su esfuerzo, Jorge se enfrenta ahora a un desafío que dura tres años y que no solo exige excelencia académica, sino también adaptación cultural y lingüística.

El desafío del idioma y las diferencias culturales

“La lengua es demasiado difícil”, confiesa Jorge. Aunque al inicio pensó que el ruso sería más fácil de aprender, pronto se dio cuenta de que no guarda similitudes con el español ni el inglés. “La gente habla muy rápido y no están acostumbrados a tratar con extranjeros que no hablen ruso”, añade.

La barrera cultural tampoco fue menor. “En Punta Arenas, uno siempre termina saludando conocidos o conversando casualmente en la micro o el colectivo. Aquí la gente no sonríe mucho y no hay tantas conversaciones espontáneas con desconocidos”, explica. Sin embargo, destaca el orden de la vida urbana en Moscú: “En el metro, todos respetan las filas y dejan el lado izquierdo de las escaleras mecánicas libre para quienes van apurados. Al principio me ponía en el lado equivocado y me pedían que me moviera”, recuerda entre risas.

Entre nostalgia y orgullo por sus raíces

La distancia de su hogar ha sido el mayor desafío emocional para Jorge. “A veces, uno solo quiere llegar a casa, tomar once con la familia o celebrar festividades con los amigos con los que crecí”, reflexiona. Sin embargo, el orgullo de representar a su tierra lo motiva. “Cuando muestro en el mapa dónde está mi ciudad, la gente se sorprende de que alguien viva allí. Se impresionan aún más cuando les hablo de Villa Las Estrellas en la Antártica”, comparte.

Una experiencia única e irrepetible

A pesar de las dificultades, Jorge valora profundamente esta experiencia. “Esta es la primera vez que salgo del país, y me enorgullece estar en el país más extenso del mundo viniendo de mi pequeña ciudad al sur de la Tierra”, dice con emoción. Poder hablar sobre Punta Arenas, su historia y cultura, mientras explora un lugar tan diferente y lleno de historia como Rusia, lo llena de satisfacción.

Con cada clase y cada nueva experiencia en Moscú, Jorge Manríquez lleva consigo un pedacito de Magallanes. Desde la fría Patagonia hasta el corazón de Rusia, este joven ejemplifica cómo la pasión y el esfuerzo pueden abrir las puertas a un mundo lleno de oportunidades.