Connect with us

Magallanes

Comunicación en Piloto Automático: El Riesgo de Delegar el Pensamiento a la Inteligencia Artificial

Published

on

Por: Jonathan Cárcamo Gómez
Profesor diferencial y concejal por la comuna de Punta Arenas.

En tiempos donde la inteligencia artificial ha irrumpido con fuerza en los entornos institucionales y empresariales, la promesa de eficiencia ha seducido a todos. La IA redacta correos, responde consultas, propone informes, estructura discursos y hasta sugiere “mensajes motivacionales” para equipos de trabajo. Todo a una velocidad vertiginosa y, aparentemente, sin errores. Pero en esta fascinación tecnológica hemos comenzado a delegar, peligrosamente, no solo tareas operativas, sino también nuestra capacidad de análisis crítico.

Lo que antes era una reflexión compartida al interior de un equipo sobre cómo comunicar una política institucional, hoy muchas veces se resuelve con prompts y plantillas. Lo que en otro momento podía ser una conversación honesta sobre el clima laboral, ahora se convierte en un mensaje “sugerido por el sistema”. Así, sin darnos cuenta, estamos corriendo el riesgo de convertir la comunicación interna en una sucesión de frases correctas, pero vacías; de textos impecables, pero sin alma.

Este fenómeno no es anecdótico. Al contrario, está generando un desplazamiento profundo: de la comunicación significativa a la comunicación estandarizada. Y lo más preocupante es que este cambio se percibe como progreso. El problema no es la inteligencia artificial en sí —una herramienta potente, útil y transformadora— sino el uso acrítico, acrítico y muchas veces irresponsable que hacemos de ella.

En lugar de apoyar procesos comunicativos, la IA está comenzando a reemplazarlos. En lugar de promover la empatía, está homogeneizando el lenguaje. En lugar de mejorar la escucha organizacional, está reforzando el “envío” de mensajes sin retorno. ¿Estamos hablando realmente entre personas, o estamos dejando que los algoritmos hablen por nosotros?

Esto se vuelve especialmente delicado en contextos laborales e institucionales, donde la comunicación interna cumple un rol vital en la construcción de confianza, cultura organizacional y sentido de pertenencia. Cuando se pierde el componente humano de la comunicación, lo que emerge no es solo desafección: es desconfianza, ruido, despersonalización. El mensaje puede estar “bien escrito”, pero si no refleja el sentir genuino de quien lo emite, no genera conexión. Y sin conexión, no hay comunicación real.

Por eso es urgente instalar una reflexión ética sobre el uso de IA en los espacios institucionales. Esto no significa desechar la herramienta, sino incorporarla con responsabilidad. La IA debe ser una aliada de los procesos, no una sustituta del pensamiento. Debe asistir al lenguaje humano, no colonizarlo.

Es necesario volver a preguntarnos: ¿Para qué comunicamos? ¿A quiénes queremos llegar? ¿Qué queremos generar con nuestros mensajes? Solo desde esas preguntas podremos usar la inteligencia artificial como un apoyo estratégico y no como una muleta intelectual. La tecnología puede facilitarnos mucho, pero hay una tarea que sigue siendo irrenunciablemente humana: pensar lo que decimos, y decir lo que realmente pensamos.

En tiempos de automatización, detenernos a pensar se vuelve un acto de resistencia. Y, quizás, el más necesario de todos.

Advertisement

Copyright © Material periodístico propiedad de El Magallánico 2017 - 2024 Template 2017 Zox News Theme. Theme by MVP Themes, powered by WordPress.