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Magallanes

A un mes de las elecciones, Radonich y Flies suspenden sus funciones: ¿Cuál es el panorama?

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A solo 30 días de las próximas elecciones municipales y regionales, las principales autoridades de Magallanes han dejado momentáneamente sus funciones para dedicarse de lleno a sus campañas de reelección. Jorge Flies, gobernador regional, y Claudio Radonich, alcalde de Punta Arenas, junto a varios otros alcaldes de la región, entraron oficialmente en modo electoral. Esto ha desatado una suerte de “juego de las sillas”, donde las subrogancias y las alcaldías protocolares quedan en manos de figuras secundarias. Pero, ¿cuáles son las consecuencias políticas y qué tanto afecta esto a la gestión pública?

El gobierno regional tampoco se ha librado del “efecto elecciones”. Jorge Flies será reemplazado por Eugenia Mancilla, directora de la División de Presupuesto e Inversión, mientras que la presidencia del Consejo Regional (Core) recaerá en el consejero Magdiel Guerrero. A pesar de que la ley impone estas transiciones para evitar conflictos de interés, no deja de generar controversias sobre cómo estas sustituciones afectan la gestión de los recursos públicos y la ejecución de políticas claves para la región.

La Ley Orgánica Constitucional de Municipalidades establece que los alcaldes que postulan a la reelección deben ser subrogados 30 días antes de la elección. Esto implica que, aunque ya no pueden ejercer directamente el cargo, conservan sus remuneraciones y su derecho a voz y voto en las sesiones del Concejo. Esta situación, que en la práctica es un “stand by”, ha provocado que en Punta Arenas el concejal comunista Dalivor Eterovic, elegido por una tómbola, presida el Concejo y asuma el rol de alcalde protocolar. Una curiosa combinación de azar y política que, por supuesto, no ha pasado desapercibida en la arena pública.

Situaciones similares se replican en Río Verde, Cabo de Hornos, San Gregorio y Timaukel. Cada comuna ha tenido que improvisar subrogancias y decidir, en algunos casos por tómbola, quién asumirá las responsabilidades protocolarias. En Laguna Blanca, por ejemplo, el alcalde saliente Fernando Ojeda ha dejado en su lugar a René Villegas Barría, secretario municipal, mientras que el concejal Alberto Solo de Zaldívar se hará cargo de las funciones protocolares. Esta transición temporal genera cierta inquietud sobre la continuidad de los proyectos municipales, que pueden verse ralentizados justo en un periodo clave para el desarrollo regional.

La subrogancia no ha sido menos entretenida en otros municipios. En Porvenir, la administradora municipal Valentina Millán Araneda se hará cargo de la alcaldía en ausencia de José Gabriel Parada, mientras que el concejal PPD, Claudio Vera Mancilla, tendrá el rol protocolar. Todo esto, mientras la ciudad sigue enfrentando retos en infraestructura y desarrollo social, lo que genera la pregunta: ¿podrán estas figuras subrogantes mantener el ritmo de sus predecesores o simplemente administrarán la espera hasta que termine la campaña?

Con la región de Magallanes inmersa en esta suerte de limbo electoral, queda por ver cómo se manejarán las riendas del poder durante este crucial periodo. Mientras las autoridades titulares se concentran en retener sus puestos, las figuras subrogantes tendrán el reto de no solo “guardar la silla”, sino también de dar continuidad a los planes de desarrollo y gestión, manteniendo el delicado equilibrio entre política y administración pública. ¿Será esta pausa electoral un respiro necesario o una distracción en un momento crítico para la región?

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