Las vacaciones de los programas sociales

Por Ramón Lobos Vásquez
Médico Geriatra y Paliativista

Y como dice la publicidad, se nos vino marzo en nuestro quehacer. Y eso significa distintas acepciones según donde estemos trabajando o desarrollando nuestras actividades en la sociedad local.

Para quienes trabajamos en servicios continuos como es salud, las vacaciones de los funcionarios se advierten por el menor número de personas atendiendo y por una baja en el número de usuarios; servicios que pese a ello siguen en pleno funcionamiento.

En otras áreas como la política y la gestión pública claramente el receso de febrero es percibido y se entra en modo de subrogancias en muchos servicios, las autoridades aprovechan esta etapa para hacer un aro en sus funciones.

Claramente en lo administrativo, especialmente en la ejecución presupuestaria, el sistema funciona hasta el 31 de diciembre y se reinicia a partir de marzo, es como si en el verano no hubiera necesidades o requerimientos de la población. Pero en muchas áreas de trabajo es justamente esta época estival la más apropiada para hacer actividades y aprovechar que hay mejores días, como por ejemplo tener a los Adultos Mayores fuera de sus casas, en talleres y actividades.

Por eso, el descanso político no debe ser visto como unas vacaciones, una pausa administrativa o el descanso que todos requieren, si no que un tiempo también de trabajo; pero que debe programarse adecuadamente de tal manera de no interrumpir el quehacer de un estado, especialmente en lo social.

Se nos vino marzo y el estado empieza a moverse otra vez en sus acciones. Las pausas o descanso deben ser individuales, sobre todo en un sistema que debe dar cuenta de las necesidades de su población continua y permanentemente. La consigna debería ser: no se viene marzo en el trabajo, seguimos como todo el año también en marzo.