Magallanes
Democracia, corrupción y participación ciudadana
Por: Jonathan Cárcamo Gomez
Profesor diferencial presidente de Convergencia Social Magallanes y concejal por la comuna de Punta Arenas.
Alarmantes son los discursos de algunos personeros de extrema derecha que mediante un ataque directo a la democracia esbozan soluciones autoritarias al no entregar soluciones reales que le hagan sentido a la población.
Hemos visto como la corrupción ha permeado nuestras instituciones llegando a adueñarse de ellas mientras la clase política, impávida por conveniencia o la comodidad otorgada por la inacción ante hechos que involucran a grandes poderes, no ha logrado encontrar la forma de subsanar dicha falencia. Esto sin duda trae consecuencias sobre nuestro sistema democratico y hay quienes intentar sacar réditos políticos de ello ¿Cómo confiar en instituciones y personas que al parecer están para beneficiarse a sí mismas y no a la ciudadanía?
Sería ingenuo pensar en que existe una solución capaz de acabar con la corrupción y le invito a desconfiar de todo aquel que diga poseer una pócima milagrosa que nos salvará de aquel flagelo. No, eso no existe. Combatir la corrupción es un trabajo arduo y constante, ya que esta, para existir, debe inmiscuirse en altas esferas de poder y, como consecuencia, tienen la capacidad de invisibilizar o al menos ocultar los actos perseguidos.
Es en este punto, cuando la institucionalidad parece no dar a basto, donde la participación ciudadana es fundamental. Cuando la ciudadanía participa en la toma de decisiones y fiscalización es nuestra democracia y la comunidad las que se ven beneficiadas.. Los ciudadanos son los guardianes de la transparencia y la rendición de cuentas. Su participación activa en la política y en la vigilancia de las acciones de los gobernantes es fundamental para garantizar que los intereses del pueblo estén representados y protegidos, alejados de mezquinas acciones que solo buscan el beneficio propio en desmedro de la población.
La participación ciudadana no se limita únicamente a la emisión de votos en elecciones. Va mucho más allá: implica involucrarse en la vida cívica, en la discusión de políticas públicas, en la denuncia de irregularidades y en la defensa de los valores democráticos. Es un compromiso continuo con el bienestar común y la justicia social y quienes gestionan órganos tan importantes para la ciudadanía como la municipalidad debiesen demostrar voluntad política para no obstruir sino facilitar la participación de la comunidad.
En conclusión, la lucha contra la corrupción es un desafío colectivo que requiere el compromiso y la acción de todos los actores de la sociedad. Desde los ciudadanos comunes hasta los líderes políticos y las instituciones públicas, todos tenemos un papel que desempeñar en la construcción de un sistema más justo, transparente y democrático ya que un sistema corrupto y que no abre la puerta a la ciudadanía para que pueda influir sobre la toma de decisiones está destinado a debilitarse cada vez más.