Magallanes
Conono, el cóndor
Por: Mario Isidro Moreno
Escritor e Investigador Folclórico Costumbrista
Muchas historias magallánicas, para hacerlas más interesantes y atractivas, son maquilladas por la ficción del habitante regional, el cual les agrega imaginarias situaciones que le dan finalmente una característica de mito o de leyenda.
Así pasa por ejemplo con la historia del cóndor Conono.
El cóndor, de gran tamaño e imponente vuelo, es considerado en Chile el ave nacional e incluso es uno de los elementos de nuestro escudo, pues representa las glorias de la patria y sinónimo de fuerza.
Además, es uno de los animales más representativos de América del Sur; y vuela por los cielos de Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, Chile y Argentina, siendo elegido, además, como ave nacional de cuatro de estos países.
Por ejemplo, Colombia: lo considera como el símbolo de la libertad y del orden y en Ecuador, el cóndor representa poderío, valor y grandeza.
En Magallanes, la historia del Cóndor Conono o Faustino, que era el otro nombre con el cual se le conocía en el Regimiento de Infantería Motorizado N° 10, Pudeto, según informaciones fidedignas, fue traído y donado al pequeño zoológico de la Unidad Militar, por un estanciero que lo encontró en su edad de polluelo, seguramente caído desde algún nido de los acantilados existentes en la comuna de Río Verde.
Un interesante dato nos enseña que en el sector de la estancia Olga Teresa, existe la colonia
más grande y única de Chile de este tipo de aves. Según algunos estudios viven allí alrededor de 120 ejemplares.
Se determinó donar este ejemplar al Regimiento por cuanto el General Ramón Cañas Montalva, había creado un pequeño zoológico con variados ejemplares, pumas y hasta monos que el jefe Militar había traído desde la capital.
Entre los animales había un puma, macota de la Unidad, al que se había bautizado como Fresia, dándole un nombre femenino por creer que era una hembra, lo cual fue aclarado por un veterinario del zoológico de Quilpué, adonde fue donado el felino, descubriendo que era macho.
Conono o Faustino, fue criado libre y no estaba enjaulado como las demás especies, de tal manera que deambulaba por los distintos sectores del Pudeto y según comentarios de antiguos funcionarios “no tenía hora de salida ni de llegada y tampoco se le controlaba en la Guardia como a los uniformados”.
Así lo confirma una publicación del Museo Militar Austral en una publicación que en parte expresa: “…un bello cóndor “aguachado” por los soldados del Regimiento…transformándose en un atractivo para la tropa y también para los visitantes que se sorprendían al verlo caminar y volar libremente por las dependencias de la Unidad.
“En las ceremonias dentro de la unidad se paraba al costado del tambor mayor, y desde esta privilegiada posición observaba las ceremonias militares ante el asombro de la concurrencia. El cóndor aprendió a salir del Regimiento y a volver a él, volar libremente por la ciudad y regresar al terminar su jornada de visita a los diferentes sectores de la ciudad de Punta Arenas. Los niños se alegraban al ver llegara al “Conono” e incluso la población civil de la ciudad al desconocer el nombre del ave lo llamaron “Faustino”. Faustino o Conono aprendió a cazar gatos, no se sabe si alguien le enseñó o solo fue una reacción natural, pero la historia cuenta que no quedaba ningún gato en el Pudeto, ni tampoco en el sector circundante al regimiento. El “Conono” desarrolló su último vuelo hasta el patio de un vecino para capturar a su felina mascota cuando lamentablemente es muerto por parte de este vecino armado con una escopeta.
El pesar de la comunidad fue inmenso. Especialmente los niños lloraron su pérdida e incluso el regimiento logró domesticar a un nuevo Cóndor que llamaron “Conono II” para lograr llenar este vacío que dejó la partida del Conono, pero nunca logró la fama y el cariño de su emplumado antecesor”.
Esa es la parte “oficial”.
Pero el ingenio, la fantasía y la “chispa” del magallánico, le agregaron sabrosos condimentos a la historia.
Un comentario afirma que la muerte de Conono se debió a una persona que lo sorprendió robando sus gallinas en calle Errázuriz, próximo al Regimiento.
Otra versión dice que el ave para contemplar el izamiento del pabellón el día domingo, se posaba en el edificio de la antigua Gobernación y en cierta oportunidad se acomodó en un balcón cercano a la plaza y un alarmado vecino, al verlo en su ventana, le causó tal sorpresa y miedo, que procedió a ultimarlo de un balazo.
Por último, la especulación le atribuye un especial “condoro”.
A Conono le gustaba acompañar a los barcos que pasaban por el estrecho y regresaba sólo cuando estos pasaban del cabo Froward o salían al Atlántico. En uno de esos viajes habría pasado a “echar su canita al aire” al sector de los acantilados de Río Verde, donde viven sus congéneres, producto de lo cual nació el “Conono II” que posteriormente fue criado en el Regimiento Pudeto.