Apuntes
TikTok: El modelo de las nuevas formas de comunicación
La forma de comunicarse con los demás ha cambiado enormemente en las últimas dos décadas. En gran medida, la aparición de los celulares representó una importante revolución de cara a la inmediatez para poder comunicarse con cualquier persona, sin necesidad de que estuviese físicamente en un lugar concreto. Aún así, y alejado de las previsiones que auguraban una mayor presencia de la comunicación virtual, aparecieron los mensajes de texto, que propiciaban unos diálogos fragmentados, aunque cómodos para ambos interlocutores.
Tal fue el impacto del mundo de los mensajes de texto que su evolución nos llevó a las actuales plataformas de mensajería, sobre las que destaca WhatsApp, de la que se calcula que abarca a más de 2.000 millones de usuarios en el mundo. El carácter gratuito de estas aplicaciones, sumado a algunas funciones innovadoras, como el hecho de crear chats grupales o enviar archivos multimedia cómodamente, parecían ser la respuesta a la sociedad. Y de ahí su éxito. Sin embargo, el público general parecía echar en falta un medio en el que se pudiese hacer partícipe de sus opiniones o de su actividad diaria a una masa mayor de forma simultánea.
Las redes sociales se han desarrollado en paralelo a la mensajería. Facebook se creó en 2004, cinco años antes que WhatsApp, aunque ya con los mensajes de texto (ofrecidos por las operadoras telefónicas) con cierta antigüedad de uso. La empresa de Mark Zuckerberg representó una revolución para poder contactar con muchas personas conocidas que era difícil localizar, e interactuar con ellas directamente o mediante la información que se colgaba con carácter más general. Twitter llegaría dos años después, y su impacto es notable aún hoy en día; sin embargo, llegaba la época en la que triunfaba lo visual, y así, en 2010, aparecía Instagram, mucho más enfocado a las imágenes y los videos cortos: de cero llegó a 100 millones de usuarios activos en solo dos años.
Sin embargo, más allá de las fotos estáticas, el formato del video de corta duración parecía tener cada vez más adeptos. Y se estaba convirtiendo en una forma de comunicación en sí misma. Por ello, la irrupción de TikTok en 2016 ya hacía presagiar su éxito. Aporta lo que muchos buscaban, especialmente en franjas de edad con más uso de la nueva tecnología. Esta app permite la creatividad, transmitir estados de ánimo, informar de forma gráfica y en poco tiempo… Su uso pasó de retransmitir bailes y pequeñas acrobacias a ser un potente medio de comunicación con capacidad para crear tendencias y compartir contenidos variados y de interés; algo que incorporaron muchas marcas y organismos, incluso la política.
El fenómeno TikTok no se ha creado de la nada, hay que enmarcarlo dentro de un contexto temporal que ha favorecido su auge. A este respecto, el ocio digital tiene un peso específico en las nuevas costumbres. Al pensar en la forma de entretenerse de las nuevas generaciones o, siendo más exactos, de los nativos digitales, se puede comprobar que las nuevas tecnologías han representado un punto de inflexión en diferentes niveles. Un buen ejemplo de ello son los juegos clásicos que han vivido una nueva edad de oro con las posibilidades de Internet, desde títulos tradicionales como el ajedrez, hasta los juegos de casino, que han migrado de forma importante al entorno online. En este último ejemplo, la oferta no solamente pasó a ser accesible desde los dispositivos móviles, sino se volvió también más grande y variada: desde las diferentes variantes de juegos clásicos como la ruleta y el blackjack, hasta las bibliotecas de tragamonedas, las cuales incluyen temáticas de festividades, de la mitología griega e incluso de películas como “Rocky”. De la misma forma, se puede hablar del éxito de los deportes electrónicos con títulos como League of Legends, o de la nueva forma de disfrutar de los productos audiovisuales, disponibles en las plataformas de “streaming”, que cada vez cuentan con más adeptos y están desplazando a la forma tradicional de ver la televisión.
Hoy, TikTok ya ha alcanzado los 1.000 millones de usuarios activos y en 2021 reinó en muchos momentos como la aplicación más descargada, por delante de Facebook, Instagram o YouTube. Y si bien su segmento de edad es bastante joven, la proliferación de sus videos está provocando que lleguen a personas de todas las edades, lo que fomenta su conocimiento generalizado y su potencial uso. Falta saber cuándo aparecerá otra herramienta que lo sustituya y cómo afectará a la forma de comunicarse.