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En medio de protestas por salmoneras, reyes de noruega recibieron las llaves de la ciudad

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Un trastabillado paso por Punta Arenas han tenido los monarcas de Noruega, el Rey Harald V y la Reina Sonja, quienes han visto de cerca el rechazo manifestado por contrarios a la instalación de empresas salmoneras en Magallanes, empresas estrechamente ligados con el país de los dignatarios.

Hoy (30 de marzo), un acto cívico se realizó en la Plaza de Armas Benjamín Muñoz Gamero de Punta Arenas, actividad oficial en homenaje a los ilustres visitantes. En dicho contexto, y pese a la fuerte presencia policial, se manifestaron con letreros y consignas en contra de la instalación de criaderos de salmones, debido al profundo daño ambiental que su presencia provocaría en el Canal Beagle.

Foto: Greenpeace

Cabe recordar que la presencia de los reyes de Noruega obedece, primero, a la inauguración del seminario conjunto Noruego Chileno en la Antártica, enfocado en el cambio climático y la investigación conjunta sobre el uso sostenible de recursos marítimos. Además, conmemorar los 100 años de relaciones bilaterales entre Noruega y Chile.

La visita de los reyes continuó hacia el palacio municipal, en donde se les entregó las llaves de la ciudad, de manos del alcalde Claudio Radonich, llegada que además estuvo marcada por el concejal Arturo Díaz, quien entregó una carta enviada por las comunidades Kawesqar por la defensa del mar, la cual está integra al final de esta crónica.

El Rey y la Reina también visitaron el emblemático Kiosco Roca en el centro de la ciudad, en un recorrido entre la municipalidad y la “mejor picá de Chile”, que no estuvo ajena de manifestaciones sociales.

Mañana, se espera que la comitiva se traslade a Puerto Williams, donde permanecerá entre las 10 y las 17 horas, ciudad en que se ha dispuesto un refuerzo en el contingente policial, a la espera de posibles manifestaciones.

Carta del Pueblo Kawesqar

Estimados Rey Harald V y Reina Sonja de Noruega.

Sean bienvenidos al territorio ancestral del Kawésqar Waes en el contexto de la celebración de los cien años de cordiales relaciones entre los pueblos de Chile y Noruega. Nuestra presencia y cultura en los canales patagónicos suroccidentales datan de hace 6.000 años. Hasta fines del 1800´s, habíamos vivido en armonía con la Naturaleza, situación que cambió brutalmente y se extendió hasta las primeras décadas de 1990 [Sic], cuando se implementó un proceso de genocidio sistemático y de posterior asimilación cultural, impulsada por los Estados de Chile y Argentina, en beneficio de inversionistas y propietarios ganaderos, mineros y cazadores, tanto chilenos como extranjeros, con el fin de apropiarse de nuestros vastos territorios y riquezas naturales.

A comienzo del siglo 21 vemos junto a la Comunidad Yagan que este ciclo se vuelve a repetir, intentando implementar la fase terminal de la asimilación económica, social y cultural de nuestros pueblos canoeros, proceso que cuenta con la complicidad y el activo apoyo político y financiero del Estado chileno y sus funcionarios regionales.

Este proceso busca “despejar” la región de Magallanes de nuestras comunidades, tal como hace 100 años lo efectuaron los estancieros ganaderos y las empresas productoras y exportadoras de carne y lana ovina.

Esta vez, la salmo-industrialización forzada de la Patagonia busca dejar abierto y disponible los vastos territorios marino costeros, fiordos, lagos y ríos, y las fuentes naturales de agua dulce a las billonarias inversiones de grupos familiares-empresariales nacionales y compañías transnacionales nórdicas, asiáticas y europeas, con objeto de duplicar la actual producción de salmones exportable desde Magallanes al 2014, y lograr la mesiánica y ambientalmente destructiva meta de alcanzar una producción nacional de 1,2 millones de toneladas de salmón exportable para el 2032, lo que convertiría a la Patagonia sudamericana en la principal región productora y exportadora de salmones industriales del planeta.

Hoy, los antiguos estancieros, mineros y cazadores de ballenas, nutrias y lobos marinos, han sido reemplazados por un pequeño número de mega compañías salmoneras integradas al sistema financiero internacional en alianza con transnacionales noruegas, japonesas, chinas, canadienses y europeas, las que se están apoderando de los territorios costeros, de nuestro Kawésqar Waes ( Mar Kawésqar), recursos naturales (especialmente agua dulce, pesquerías y mano de obra local) y de nuestro patrimonio cultural.

Denunciamos que nos encontramos frente a un asalto a la Patagonia sudamericana, -uno de los últimos paraísos existentes de la biodiversidad marina del planeta-, con el objetivo de criar de manera intensiva e industrial, y exportar millones de salmones a los mercados internacionales, actividad que generó 5 mil millones de dólares el 2018.

Al igual que lo ocurrido con la expansión ganadera de los siglos 19 y 20, este genocida proceso en lo físico y cultural y destructivo en lo sanitario y ambiental, se basa en la imposición de un excluyente modelo de ocupación de nuestros territorios y la introducción de un monocultivo industrial de especies de peces carnívoros introducidos desde el hemisferio norte a las prístinas y vulnerables aguas de la Patagonia chilena y argentina.

Para ello se han cometido errores y horrores, tales como que el Estado chileno eliminó el 2017 la protección ambiental de las aguas circundantes al recién creado Parque Nacional Kawesqar, uno de los más extensos de la Patagonia chilena. Esto ocurrió para permitir y asegurar la entrega de nuevas concesiones salmoneras industriales, sin respetar nuestro rechazo absoluto a esta colonial medida impuesta desde la centralista administración de Santiago de Chile, lo cual dejamos por escrito durante la Consulta Indígena efectuada en Puerto Natales, región de Magallanes, en octubre del 2017.

Evidencia de la absoluta impunidad con que opera la industria salmonera, lo que ha convertido  a la región de Magallanes en un verdadero “far west austral”, se estableció con apoyo del Servicio de Evaluación de Impacto Ambiental (SEIA), un contaminante vertedero de lodos provenientes de las pisciculturas de salmón a tan sólo 15 kms del Parque Nacional Torres del Paine, declarado por la Unesco en 1978 como Reserva de la Biósfera, y por el National Geographic, como uno de los 5 lugares silvestres más hermosos del planeta.

Los ciudadanos, pescadores artesanales, pequeños agricultores, pobladores y comunidades de canoeros nómades Kawesqar, somos directamente afectados por el actual establecimiento de plantas procesadoras y centros de cultivo industrial de salmones destinados en un 98% a la exportación.

La expansión de los monocultivos industriales de salmón y sus prácticas destructivas en nuestros territorios, están provocando un profundo daño. Así lo evidencia la existencia de 168 centros de cultivos en condiciones de anaerobiosis,- falta de oxígeno disuelto en las aguas adyacentes a las balsas-jaulas, consecuencia de la contaminación orgánica proveniente de las fecas y alimento no consumidos, que caen al fondo marino. Esto mata la existencia de vida marina autóctona en las columnas de agua en los alrededores de los denominados “barrios de concesiones de salmonicultura”.

En septiembre de 2016, la Contraloría General de la República emitió los informes provenientes de dos auditorías realizadas al Servicio Nacional de Pesca y Acuicultura (Sernapesca) y la Subsecretaría de Pesca y Acuicultura (Subpesca). Estas confirmaron que el 53% de los criaderos industriales de la región de Magallanes presentaba ausencia de oxígeno en el perímetro de estos cultivos industriales.También los masivos escapes de salmones introducidos desde los centros de cultivo, están dañando los valiosos y únicos ecosistemas y la biodiversidad acuática de la Patagonia.

La visita de carácter diplomático, geo-político y empresarial de la delegación noruega, nos genera temor sobre cuál será el futuro de los territorios y culturas ancestrales de la Patagonia sudamericana. Somos índigenas milenarios, estando nuestra supervivencia en juego. Por ello, no concebimos que Noruega, una sociedad desarrollada, que respeta al medio ambiente, el mar, los derechos de sus ciudadanos (as), y de los pueblos originarios, permita que sus empresas de ultra mar, apliquen dobles estándares ambientales, sanitarios, laborales y sociales con los ciudadanos, comunidades locales y pueblos originarios que habitan el extremo sur de América Latina.

Llamamos a las organizaciones ciudadanas y accionistas de Noruega, Suecia, Dinamarca, Islandia que tienen fondos en la industria salmonera a prestar atención a lo que está sucediendo en territorio patagónico de Chile y Argentina,y apoyar la campaña de boykot al consumo y compra de salmón químico industrial, prefiriendo lasproducciones naturales y locales provenientes de la pesca artesanal regulada y sustentable.

Estimado rey Harald V y reina Sonja, si la industria transnacional productora y exportadora de salmón de cultivo tuviese un cielo, este se ubicaría en Noruega. Y si tuviese su correspondiente infierno, este sin duda se ubicaría en el sur de Chile.

Fuimos y somos pescadores, cazadores y recolectores de pequeña escala. Nuestro estilo de vida y cosmovisión se basa en el mar, y la gran variedad de vida silvestre existente en los cientos de canales y fiordos de la Patagonia.

Esperamos que nuestra posición sea tomada en cuenta por Uds, y la señora embajadora de Noruega en Chile, de manera que el mal comportamiento de algunas empresas salmoneras de capital nórdico, no sea una amenaza para los 100 años de afectuosas y creativas relaciones entre los pueblos de Chile y Noruega.

¡Comunidades Kawesqar por la Defensa del Mar!

Kawésqar Waes, región de Magallanes, 30 de marzo del 2019

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