Columnista
Edmundo “Pocho” Leiva: Desarrollo Regional
Para nadie es desconocido que la Región de Magallanes posee una fuerte dependencia de aquellas determinaciones públicas y privadas que, por lo general, siempre terminan por definirse y concordarse en el nivel central del país. Estas decisiones, a las que siempre hemos denunciado como “centralistas” por el hecho de no respetar, ni considerar nuestras condiciones especiales de aislamiento geográfico, nuestra demografía y nuestras características locales, patrimoniales y culturales, son las que sin dudas, han terminado por afectar de manera sostenida nuestras verdaderas oportunidades para el desarrollo y el mejoramiento de la calidad de vida de quienes habitamos la Patagonia Chilena.
El Desarrollo Regional debiera ser un concepto holístico, un proceso integral, una visión de Estado, un espacio abierto hacia la permanente participación de los distintos actores sociales y políticos que forman parte de este particular territorio. Considero que todas y que todos los habitantes de la Patagonia deberíamos ser capaces de poder construir y participar en la definición, en la toma de decisiones y en la implementación de las estrategias que formarán parte de nuestro desarrollo actual y futuro, respetando por cierto, de manera muy prioritaria, el legado que entregaremos a nuestras futuras generaciones sin afectar sus propias capacidades de inversión económica o social, ni mucho menos, sus activos ambientales.
El crecimiento de un país es un proceso que no sería posible sin la participación de sus actores locales, de las personas, de las empresas y de las organizaciones, además de las provincias, los municipios, y los tejidos sociales del mundo urbano y también rural. Ya sea a nivel macro o microeconómico, finalmente son los pueblos, las ciudades y las localidades grandes o pequeñas, los espacios protagonistas de nuestra economía regional y de nuestro propio progreso.
No todos los lugares tienen la misma capacidad de desarrollarse y es por ello que es de gran importancia para Chile, no desatender los fenómenos económicos o sociales que ocurren en sus regiones, principalmente por el impacto directo que estos tienen sobre la calidad de vida de sus habitantes.
Aquí, al menos, intentar pensar en el desarrollo regional sólo desde el punto de vista de los datos que nos entregan las actividades exportadoras, no parece suficiente. Muchos de esos ingresos, sólo tergiversan nuestras realidades, y claramente no parecen suficientemente aceptables, para dar respuesta a nuestros diferentes aspectos sociales, culturales, demográficos y geográficos en los que nos desenvolvemos.
Yo creo que en Magallanes, el principal factor de desarrollo es el magallánico, aquel personaje que es nacido y criado aquí, y también aquél que ha llegado a serlo por opción, por adopción. Soy un convencido de que son las personas que creen en esta tierra el motor de sus actividades económicas y la región, el escenario donde las materializan. Ninguna región podría desarrollarse por sí misma sin considerar a las personas que para ella trabajan. Es por ello que nuestro crecimiento y nuestro progreso dependerán siempre de la cantidad y de la capacidad de este recurso.
Es importante comprender que el proceso no sólo alcanza a la economía de una región, sino que debe tomar en cuenta a los otros factores del espacio geográfico. Para que el desarrollo regional se logre, es necesario que todos los elementos que conforman la región cambien en algún sentido, como por ejemplo: que el hombre adquiera conocimientos técnicos, que la sociedad desee lograr el progreso, que los recursos naturales estén disponibles o alcanzables y que se desarrolle la capacidad de explotarlos de manera sostenible.
Es en este momento histórico en el que, al fin, el mundo centralista nos ha abierto un poquito la puerta y que podemos ver algo de luz al final del túnel. He de esperar que podamos estar a la altura de tan relevante desafío.
Las opiniones vertidas en este espacio son responsabilidad de quienes las emiten, y no representan necesariamente el pensamiento, creencia o criterio de El Magallánico. No obstante, son valoradas, respetadas y aceptadas con una mirada pluralista, abierta al diálogo y al entendimiento del cual se ha nutrido históricamente la región, con la diversidad de nuestra gente.