Conductor de fatal atropello: “Tengo la impotencia de no haber podido hacer nada más”

Un carpintero de 42 años, padre de tres hijos, fue quien el fin de semana, en un abrir y cerrar de ojos, se vio involucrado en lo que, sin lugar a duda, será el momento que marcará su vida, luego que, a bordo de su automóvil, atropellara a un hombre de 83 años, quien debido a la gravedad de sus lesiones falleció a las pocas horas en el Hospital Clínico de Magallanes. El conductor, José López Peranchiguay, conversó con El Magallánico, y evidentemente conmovido, recordó el triste accidente vehicular.

Un traumatismo encéfalo craneano expuesto que ocasionó lesiones cerebrales gravísimas, fue lo que en definitiva cobró la vida de don Mariano Andrade Ojeda, oriundo de Porvenir que la mañana del sábado fue atropellado en calle Eusebio Lillo. Dichas heridas no son tan fáciles de entender al ver el vehículo Hyundai Sonata que conducía López, pero encuentran sentido al escuchar su relato.

José López Peranchiguay, junto al vehículo con el que fue atropellado el hombre fallecido.

Ese día, el conductor tomó su auto y dirigió su camino hacia la casa de su primo, sin saber que en los minutos siguientes sería protagonista de un fatídico accidente de tránsito. “Yo iba de sur a norte por Eusebio Lillo, iba detrás de una micro, pasó la micro y de ahí yo me fui. De repente, cuando tenía el sol encima, veo que se me cruza el caballero y lo golpeé con la esquina izquierda del automóvil, frené, pero se arrastró igual el auto”, recordó afectado López, aludiendo a que se habría encandilado, luego que el bus dejara de taparle la luz del sol.

Siendo que tantas veces otras personas se han escapado de hechos así ¿usted por qué decidió quedarse en el lugar?

“Porque me sentí mal, todavía lo estoy. Tengo aún la imagen y fue horrible. Lo veo tendido en la calle, esa imagen no se quita nunca amigo. Yo nunca había pasado por esto, alguna vez tuve un choque, pero no es lo mismo que una persona, y no me arrepiento de haberme detenido, aunque hubiese tenido la culpa, ni siquiera por eso me habría ido. Él estaba con vida y sólo quería ayudarlo, entonces lo primero que hice fue llamar a la ambulancia y a los Carabineros”, comentó.

¿Tiene sentimiento de culpa José?

“La imagen de él no se me quitará nunca, pero lo peor es la impotencia de no haber podido hacer nada más, entiéndame que él hombre se había golpeado la cabeza con el piso, pero seguía teniendo signos vitales, y yo no podía hacer nada (se toma un momento para contener el llanto) eso es lo que me pesa (…) tenía que ir donde mi primo, y ahora me cuestiono ¿para qué salí? pero, uno nunca sabe lo que va a pasar”.

Continúa López relatando que, con el paso de las horas, intentó colaborar como pudo con la policía, esposado fue trasladado más tarde al lugar del accidente (Eusebio Lillo con José Gregorio Argomedo), pero fue sólo hasta que estuvo de vuelta en la Primera Comisaría que supo del fatídico deceso de la víctima.

“Me enteré que había fallecido cuando estaba en el calabozo, y ahí me puse a pensar. Imagínese que soy padre de tres niños, ¿Qué iba a pasar? Cárcel no más yo me imaginaba, me sentía horrible en ese momento, no quería nada”, relató, agradeciendo el apoyo que, en dichas circunstancias, recibió de los policías de turno, ya que incluso un alza de presión lo afectó al saber como había terminado todo.

Con el transcurrir de la jornada, la Fiscalía informó a la policía que, de acuerdo a los primeros antecedentes reunidos por los peritos policiales, se decidió su libertad, a la espera de los siguientes pasos de la causa. No obstante, afirma López, se sintió libre de salir y respirar aire puro, pero que quedó preso en los recuerdos de lo ocurrido, tanto así, que intentó buscar a familiares de la víctima, fue al hospital, pero ya los restos del afectado habían sido retirados; luego fue al Servicio Médico Legal pero no encontró a nadie, incluso, habría intentado dar con el domicilio de la víctima o sus parientes, pero no lo consiguió.

¿Qué le diría a la familia?

“No hay palabras para ellos, me siento muy mal, muy mal, no sé ni que decirles, el cargo de conciencia que tengo es enorme, y nada podría decirles a ellos ahora”.

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