Apuntes
Vocal de mesa sufrió graves quemaduras cumpliendo su deber cívico

Pidiendo que alguien la ayude a costear sus medicamentos, Jennifer Ojeda Bravo, de 32 años, conversó con El Magallánico, dando a conocer el accidente que le ocurrió mientras cumplía su deber como vocal de mesa. La jefa de hogar asegura que pidió ayuda en el Servel, no obstante, le habrían cerrado las puertas, desentendiéndose de lo sucedido.
Como presidenta de la mesa Nº62 de la Escuela Portugal se desempeñó durante la segunda vuelta electoral, el pasado 17 de diciembre, la mujer, madre de tres hijos, el menor de ellos de sólo dos años. En dichas labores, una taza de té caliente se dio vuelta sobre su regazo, cuando intentó que un menor, que acompañaba a su mamá a sufragar, se quemara.
“Fue cuestión de segundos, yo atiné a evitar que el niño se quemara, y que se mojaran los votos, ya que me dio miedo que eso pasara”, relató la afectada a nuestro medio.
El accidente habría ocurrido cerca de las 17:20 horas, y no habría pedido ayuda médica, dado que, alguien del local de votación (no recuerda quien), le habría dicho que no podía abandonar su puesto porque era contra la ley.
“Me asusté, así que me aguanté, fue tanto el dolor que incluso me oriné, los que estaban ahí pueden decirlo, tenía mucho dolor, y sólo quería que el conteo y todo el trámite terminara luego”, recordó Jennifer.
En cuanto pudo, acudió al Hospital Clínico, donde recibió atención por las graves quemaduras que sufrió en una de sus piernas y en su abdomen, lesiones que a una semana de lo sucedido, la obligan a ir a curaciones periódicas sin tener los recursos para poder comprar sus medicamentos.
La afectada asegura que, aconsejada por el personal del Servicio de Urgencias, fue a las oficinas del Servel, alegando un accidente “laboral”, no obstante, la habrían derivado al Conservador de Bienes Raíces, sin encontrar respuesta a sus reclamos.
“Quiero que me ayuden a pagar los traslados a las curaciones y para comprar los remedios que me dieron, es todo lo que estoy pidiendo (…) hora no me puedo mover, no puedo ir a trabajar, y tengo a mi hijito de quien preocuparme, no sé qué voy a hacer”, reclamó la dueña de casa, quien trabaja como comerciante en la feria popular de la Villa Alfredo Lorca.
